Comunicación oral publicada en AVEPA GTA 2019
INTRODUCCIÓN
Neotrombícula autumnalis o “ácaro de la cosecha”, es un ácaro que puede afectar a gatos, perros, roedores, reptiles, aves, artrópodos y humanos1,2. Es de pequeño tamaño, color anaranjado y presenta un comportamiento parasitario exclusivamente en su forma larvaria1,2. A través de su quelícero, inyectan enzimas líticas en la dermis del hospedador y se alimentan de sus fluidos tisulares, provocando una dermatopatía que se conoce como “trombiculidiasis”. Inicialmente se manifiesta con prurito en áreas corporales en contacto con el suelo y la vegetación y posteriormente puede evolucionar a dermatopatía papulocostrosa1,2. Cuando la infestación es masiva, puede haber fiebre, ulceraciones e incluso sintomatología nerviosa, incluyendo paresia y postración, aunque ésta última se ha descrito en muy pocas ocasiones1,3.
DESCRIPCIÓN DE LOS CASOS
Caso1:
Se remitió al centro una hembra Kleinspitz de 1 año y 4 kg por un cuadro de diarreas líquidas de dos días de evolución, estado mental deprimido, apatía y paresia de aparición aguda. Hacía tres días había estado en una zona boscosa de Soria.
En la exploración había normotermia, mucosas rosas, TRC<2”, deshidratación del 8%, sin linfadenopatía periférica, pulso femoral fuerte, regular, simétrico y sincrónico, auscultación cardiopulmonar con taquicardia (167 lpm) y palpación abdominal dolorosa. A la exploración dermatológica presentaba pústulas y pequeños ácaros anaranjados distribuidos de manera masiva por toda la piel.
A la exploración neurológica presentaba paresia ambulatoria de extremidades posteriores. El tono muscular, la respuesta propioceptiva y los reflejos espinales estaban disminuidos en dichas extremidades. La sensibilidad al dolor y los pares craneales se encontraron normales.
En la analítica general se observó leucocitosis con neutrofilia y hemoconcentración. No había alteraciones electrolíticas y salió negativo a snap de Coronavirus/ Parvovirus en heces.
Se estableció como diagnóstico “Polineuropatía por Neotrombícula Autumnalis” tras la identificación del ectoparásito mediante su visualización al microscopio.
Como tratamiento se pautó pipeta de fipronil (se repite en 15 días), fluidoterapia intravenosa, omeprazol a 1 mg/kg intravenoso cada 12 horas, metronidazol a 10 mg/kg intravenoso cada 8 horas y difenhidramina a 2 mg/kg intravenoso en dosis única. Después de tres días hospitalizada con el tratamiento, la sintomatología desapareció y recibió el alta.
Caso 2:
Jack Russel macho de 4 años y 6 kg, remitido a nuestro centro por presentar un cuadro de vómitos y prurito. Hacía dos días había estado en una zona boscosa de Soria.
En su exploración general había normotermia, TRC<2”, mucosas rosas, auscultación cardiopulmonar normal y palpación abdominal dolorosa. En la piel se observó infestación por ácaros naranjas. La exploración neurológica era normal.
En la analítica general se observó leve hemoconcentración y leve leucocitosis con neutrofilia. En la ecografía abdominal presentaba íleo paralítico y severo engrosamiento de la pared gástrica.
Se hospitalizó con fluidoterapia intravenosa, omeprazol a 1 mg/kg intravenoso cada 24 horas, metrilprednisolona a 0,5 mg/kg cada 12 horas, maropitant a 1 mg/kg subcutáneo cada 24 horas, difenhidramina a 2 mg/kg subcutáneo dosis única y metronidazol a 10 mg/kg intravenoso cada 8 horas y pipeta de fipronil.
A las 24 horas del ingreso comenzó con paresia ambulatoria de extremidades posteriores, y el tono muscular, la respuesta propioceptiva y los reflejos espinales estaban disminuidos en dichas extremidades. La sensibilidad al dolor y los pares craneales eran normales.
Se estableció como diagnóstico “Polineuropatía por Neotrombícula autumnalis” tras la identificación del ectoparásito mediante su visualización al microscopio.
Tras tres días de ingreso hospitalario, desaparecieron la totalidad de los síntomas y recibió el alta.
DISCUSIÓN
Neotrombícula autumnalis es un ácaro ampliamente descrito en la bibliografía por sus síntomas dermatológicos. Sin embargo, es anecdótica su descripción como causante de síntomas neurológicos3. De hecho, la bibliografía sólo describe en 1985 dos casos en perros de raza Yorkshire terrier con sintomatología nerviosa, también resueltos en tres días3. Se sospecha que la nocividad de la Trombidiasis se debe a la inoculación de un veneno o de una toxina especial, aunque el mecanismo fisiopatológico por el que afecta al sistema nervioso no está bien descrito3.
Estos dos casos se presentaron en nuestro centro con una diferencia de 15 días, en el mes de septiembre, momento típico de presentación ya que se trata de una patología estacional de finales de verano-principios de otoño1,2. En la bibliografía se describe la localización geográfica como factor determinante y una mayor prevalencia en la especie felina4. Sin embargo, nuestra experiencia clínica ha sido diferente: tres casos en la especie canina y sólo uno en la especie felina. Además, todos ellos mostraron sintomatología digestiva, la cual no se ha encontrado nombrada en la bibliografía, y dos de ellos padecieron sintomatología nerviosa, concretamente paresia ambulatoria, que revirtió tras el tratamiento acaricida. Es posible que el hecho de no ser zona endémica haya facilitado que los casos más complejos hayan llegado hasta nuestro centro por estar especializado en urgencias y cuidados intensivos.
El empleo de acaricidas se ha descrito como tratamiento efectivo5, si bien algunos casos requieren la repetición del tratamiento (como nuestro caso 1), probablemente por reinfestación.
La presentación de estos casos nos hace resaltar la necesidad de incluir este tipo de parásitos en el diagnóstico diferencial de patologías neurológicas, así como la evaluación neurológica de pacientes con trombiculidiasis.
BIBLIOGRAFÍA
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